Desde el derecho, Lesa humanidad significa agraviada humanidad. Habida cuenta de que leso significa agraviado, lastimado, ofendido. De allí que crimen de lesa humanidad aluda a un crimen que ofende, agravia, injuria a la humanidad.
Un sinnúmero de preguntas gana la escena del campo popular, cuando en los estertores de la mesa chica del poder primero y en la decisión no unánime de la corte aplican un ritual digno de las promos de fast food.
El 2×1 que nos retorna a los más oscuros días de impunidad, a los días en dónde se reafirma cuánto hay de certeza en la connivencia del poder político, militar, eclesial y cívico tuviera como epicentro el 24 de marzo de 1976.
Cuesta entender que las dos últimas fechas por la memoria la verdad y la justicia, el gobierno nacional primero con la visita de Obama, después rindiendo pleitesías a la monarquía holandesa, poner en duda si 8 ó 30 mil y esta última decisión no hayan sido una larga cadena de decisiones que pusiera sobre relieve la necesidad de ir al rescate de los genocidas.
El alcance de este fallo se extenderá a otros represores, ya que es una práctica común de sus letrados defensores hacer presentaciones similares a las que realizó Luis Muiña, quién hace 6 años atrás en 2011 fue condenado a 13 años de prisión por la privación ilegítima de la libertad y torturas de Gladys Evarista Cuervo, Jacobo Chester –desaparecido-, Jorge Mario Roitman (desaparecido), Jacqueline Romano y Marta Elena Graiff, todos ellos fueron secuestrados el 28 de marzo de 1977 en el Hospital Posadas y estuvieron cautivos en “El Chalet”, reconocido centro clandestino. La condena contra Muiña fue ratificada por los tribunales superiores en el año 2013.
El argumento de los jueces Highton, Rosenkrantz y Rosatti nos volvió a desamparar como humanos, nos sentimos agraviados, tal cual lo rige el concepto de lesa humanidad.
