El último informe mundial de Unicef lanza un S.O.S y alerta de que casi 70 millones de niños podrían morir antes de cumplir 5 años desde el año 2016 hasta el 2030, si no se toman las medidas oportunas.
El dossier señala que se han logrado progresos considerables a la hora de salvar las vidas de los niños, reducir la pobreza y lograr que asistan a la escuela. Pero estos avances no se han realizado de una manera uniforme. De hecho, una de las zonas más desamparadas del planeta sigue siendo el África subsahariana donde 247 millones de niños (2 de cada 3) viven privados de lo necesario para sobrevivir. Es más, los niños de esta desértica zona tienen 12 veces más posibilidades de morir antes de cumplir los 5 años que los de los países desarrollados.
El informe de Unicef pone el acento en la equidad para que todos los niños tengan las mismas oportunidades de sobrevivir, crecer e ir al colegio. Algo que, en la actualidad, está muy lejos de hacerse realidad. Como botón de muestra, un ejemplo: un niño nacido en Sierra Leona tiene 30 veces más probabilidades de morir antes de cumplir 5 años que uno que nazca en el Reino Unido.
Ante esta situación, Unicef aboga por reducir los desfases entre los países ricos y pobres como uno de los principales desafíos de nuestro tiempo, ya que si no se perpetúan los ciclos de desventaja y desigualdad. A su juicio, es necesario luchar para que las tasas de mortalidad entre los más pobres se equiparen a los niveles que registran los más ricos.
«Negar a cientos de millones de niños una oportunidad justa en la vida significa algo más que amenazar su futuro: al exacerbar los ciclos intergeneracionales de discriminación, se está poniendo en peligro el futuro de sus sociedades», ha manifestado el director ejecutivo de Unicef, Anthony Lake. «Tenemos una opción: invertir ahora en estos niños o permitir que nuestro mundo sea cada vez más desigual y esté más dividido», ha añadido.
Mortalidad infantil
Para alrededor de 1 millón de niños en 2015, su primer día de vida fue también el último. La mortalidad se ceba con los bebés de menos de un mes. De hecho, en 2015, las muertes neonatales representaron el 45% del total, lo que significa un aumento proporcional del 5% desde el año 2000.
La neumonía y la diarrea siguen siendo las principales causas de muerte en las tres regiones donde se registran los índices de mortalidad más altos: África meridional, Asia meridional y África occidental y central.
Otro de los graves problemas que fomentan la desigualdad, según recoge el informe, son los matrimonios forzosos. Cada año hay cerca de 15 millones de niñas que contraen matrimonio antes de cumplir los 18 años, aunque es cierto que la cifra está disminuyendo.
Estas niñas quedan en una situación muy vulnerable, ya que no sólo pierden su infancia e interrumpen su educación, sino que comienzan a tener hijos muy pronto. Además, las novias menores de edad tienen menos probabilidades que las mujeres adultas de recibir atención médica durante el embarazo. Esta falta de cuidados y la escasa madurez física de la joven para afrontar el parto plantea riesgos tanto para la madre como para el bebé.
De hecho, las complicaciones durante el embarazo y el parto son la segunda causa más importante de muerte en las niñas de entre 15 y 19 años. Y los bebés que nacen de madres menores de 20 años tienen 1,5 más probabilidades de morir durante los primeros 28 días de vida que los bebés que nacen de madres en la veintena o la treintena.
Todos estos factores influyen gravemente en el desarrollo posterior del menor. Según la Agencia de la ONU para la Infancia, «cuando los niños sufren a causa de pobreza, de una mala salud, de la desnutrición, del estrés, de la violencia, del abuso, de la negligencia, de la atención inadecuada o de la falta de oportunidades de aprendizaje, su capacidad para alcanzar su pleno potencial corre peligro».
«Una niña que debe caminar grandes distancias para buscar agua tiene menos tiempo para asistir a la escuela. Un niño que está desnutrido es más susceptible de contraer enfermedades transmitidas a través de un saneamiento deficiente. Un bebé que carece de cuidado, estimulación e interacción cuando se están formando sus conexiones neuronales en el cerebro nunca podrá tener la oportunidad de desarrollarse plenamente. Cada privación exacerba el efecto de las otras, y cuando coinciden dos o más, sus efectos sobre los niños pueden ser catastróficos», dictamina el informe anual de Unicef.
La educación es otro de los talones de Aquiles que fomentan la desigualdad entre los niños. Y, contra todo pronóstico, el número de menores en el mundo que no asisten a la escuela sigue aumentando desde 2011. Además, muchos de los que acuden a clases no logran aprender. En total, unos 124 millones de niños no acceden a la enseñanza primaria o secundaria, y casi 2 de cada 5 alumnos que terminan la escuela primaria no han aprendido a leer, escribir o hacer operaciones aritméticas simples.
El problema no sólo afecta a los países subdesarrollados, sino que en los países industrializados también se han estancado los progresos en materia de educación, debido a la crisis económica. En España, la tasa de abandono escolar en 2015 fue del 20%, muy por encima de la media de los países de la UE, que se sitúa en torno al 11%. Además, la tasa de abandono es más alta en los niños que en las niñas (24% frente a 15,8% en las niñas).
En 2014, en España, la inversión en educación se ha reducido en 5.000 millones de euros anuales respecto a 2009, y la inversión en protección social de los niños y sus familias en 2.700 millones de euros.
Por este motivo, desde Unicef insisten en alcanzar un Pacto por la Infancia y en elaborar un Plan para conseguir los objetivos de desarrollo sostenible, que incluya indicadores de lucha contra la desigualdad y que se centre específicamente en llegar a los niños más vulnerables de España.