La actividad que se realizó en la mañana de este viernes, consistió en una mesa diversa de lectores apasionados. La idea principal era poder generar un clima con los colegios y algunas instituciones que participaron, para poder transmitir el acceso a la lectura de distintas formas, lugares, con distintas historias.
Gemán Blanc, contó que en la mesa hubo narradores, adolescentes, y Guillermo que tiene discapacidad visual, este último fue quien transmitió al público, el formato de la lectura accesible. Además, se contó con la presencia de Jésica como alfabetizadora de uno de los talleres de Educación y Culto, quien compartió parte de una historia junto a Clotilde, e hicieron vivir un momento de felicidad muy emocionante.
La Subsecretaria de Educación y Culto de la municipalidad, Mercedes Novaira, dijo: “Lo que quisimos compartir a las instituciones, es el valor de esta herramienta transformadora, que es el testimonio de todas estas personas que aman leer y que usan la yema de los dedos, en el caso de Guillermo Arena. En el caso de los narradores, el valor de la palabra para poder escuchar y luego narrar. Un adolescente, que dijo que la lectura le permite estar horas haciendo lo mismo, y se detiene ante eso”. Además, destacó que desde el programa de alfabetización municipal se pudo compartir con los jóvenes, la importancia que tiene el tomar decisiones en la vida.
Novaira: “Alguien que en Río Cuarto no sabía leer y escribir, se acercó a esta carpa a contarle a los adolescentes que gracias a eso, hoy es una persona libre”.
Testimonio de Clotilde Martínez
Clotilde compartió su conmovedora historia, para todos aquellos que todavía no se han animado a liberarse con la lectura y escritura. Dio un claro ejemplo de cómo la alfabetización puede mejorar la vida en muchos aspectos.
“Vine a este lugar porque me invitó Jésica, para contar mi historia. Yo no sabía leer, ni escribir, porque mi mamá no me mandó a la escuela, por esa razón, mi hija Liliana un día me trajo un papel que decía el nombre de Jésica y que enseñaba. Entonces, fui a la vecinal donde se encontraba la alfabetizadora, y le dije que no sabía leer y escribir, y que quería aprender, así fue que a partir del día siguiente comencé mi aprendizaje. Ahora voy siempre a la vecinal San Pablo, y gracias a eso ya sé leer y escribir. Ahora sé firmar, porque antes no sabía y hacía sólo rayas, pero ahora estoy feliz, siento que me han sacado algo de adentro del pecho, porque ahora entiendo de qué se trata. Estoy muy feliz, yo no sabía nada y ahora estoy aprendiendo. Ahora le muestro a mi familia las cosas que hago y se ponen muy contentos. Yo dije que hasta que no aprenda a leer y escribir bien, no voy a dejar de ir. Me cuesta un poco, pero yo antes no sabía hacer ni la letra “A”, y ahora conozco las letras y mucho más. Es impresionante como me cambió la vida, ahora puedo acostarme a la noche y leer. Me gusta leer revistas, libros, y también puedo leer en la televisión las cosas que dice, hasta las películas. Tengo el apoyo de mucha gente, de mi marido, mi hija, y muchos. Estoy muy agradecida, y no voy a parar hasta que aprenda al cien por cien”.