La noche del domingo se vistió de fiesta en nuestra Ciudad.

La música ocupó varios sectores e hizo bailar y cantar a muchos.

Por un lado, la batucada del Carnaval le ponía ritmo al sector del Andino y por otro, la salsa invadía la plaza del centro en donde un grupo de bailarines disfrutaba de la calidez de la noche en pleno corazón de Río Cuarto.

Mientras tanto y desde las primeras horas de la tarde, el estadio Asociación Atlética Estudiantes abandonaba la pelota y el idioma del fútbol para vestirse de baile, música y cubrirse con todos los condimentos de un festival: choripanes, empanadas y pañuelos agitados.

Los organizadores hablan de unas seis mil personas, aunque fuentes de la boletería deslizan más de ocho mil. Lo cierto es que la noche superó las expectativas y bajo un cielo estrellado, la música una vez más demostró ser la clave perfecta para unir a las personas.

Tal es así que hasta la lluvia pareció dar una perfecta tregua. Hasta pareció ser una broma del cielo. Exactamente cuando finalizó el espectáculo y terminaron de ocupar el cielo los fuegos artificiales que coronaron la noche, un diluvio cayó en la Ciudad y empapó a todos los presentes que por esos momentos, salían del predio.

A Cielo Abierto, Andrés Clerc, Los Caldenes, el Ballet Atahualpa Yupanqui y Canto 4 fueron quienes brillaron sobre el escenario entre las 20 horas y la una de la madrugada. Color, música, guitarreada y mucho baile caracterizaron la previa del número central de la noche.

Cuando el reloj marcó la una, el público comenzó a gritar “Abel Pintos”. Y diez minutos más tarde, finalmente la espera terminó. Las luces se apagaron y con ello, automáticamente se prendieron todas las pantallas de los celulares. La postal era de una inmensidad absoluta. Miles de personas se aprestaban para ver a su artista preferido, el gran Abel Pintos, quien se subía a un escenario local por cuarta vez en la historia.

Al ritmo de gritos, tarareos y movimiento de banderas, el público estalló durante algo más de dos horas con el espectáculo de Abel Pintos.

Cómo te extraño, Pájaro Cantor, Sueño Dorado, Bella Flor, Mariposa, Asuntos Pendientes y A-Dios fueron algunos de los temas que interpretó este joven artista que fue ovacionado por los presentes.

“Me siento muy feliz de regresar a la ciudad. Cuando vine por primera vez, era apenas un niño (…) estoy profundamente agradecido”, dijo Abel Pintos al comenzar su espectáculo, un show muy importante para él por ser el final de la gira de verano.

La energía, la paz, la voz inigualable y los movimientos sobre el escenario sumados a la sencillez, la humildad, el contacto con el público y el agradecimiento constante hacia quienes estaban enfrente de él fueron las claves de un show que quedó en la retina de cada uno de sus fans y seguidores.

Tras el show, nos quedan las imágenes. Nos quedan los recuerdos. Y nos queda la reflexión.

Ojalá este Festival signifique un comienzo para nuestra Ciudad. Algo que nos caracterice y marque como riocuartenses. Algo propio. Algo que se repita y perdure en el tiempo. Algo que hasta hoy nos hacía falta y a veces veíamos concretarse en otras localidades y nos preguntamos por qué no en la nuestra. Anoche, artistas locales y de la zona brillaron sobre el escenario y demostraron que sí, se puede. Ojalá esta alegría haya llegado para instalarse. Y que el “imperio de sensaciones” que reza el slogan se vuelva una marca registrada de la Ciudad.

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