Primero Noticias tuvo la oportunidad de dialogar con Pablo García, reconocido periodista y locutor de la ciudad, quien vivió en primera persona la tragedia de Olavarría durante el recital del Indio Solari.
García contó que la postal del lugar era algo realmente increíble: “300 mil personas en un predio, es algo para ver. Vivimos un espectáculo sin precedentes”. Además, cuenta, por el condimento extra que le daba el rumor de que se trataba del último recital del cantante.
“Algo lamentable que nos pasó, es que a la hora de entrar no nos cortaron los tickets”, relata Pablo. “Había tanta cantidad de gente que era realmente imposible controlar, no había forma ni momento para hacerlo. Aproximadamente 100 mil personas entraron sin pagar entrada, porque incluso sabían que no hacía falta llevarla, ya que algo similar había ocurrido en el último recital, solo que no en esta magnitud”.
Pablo cuenta que a esto lo sintió como una falta de respeto a quienes habían abonado sus tickets: “Cuando uno paga su entrada, espera estar dentro de un predio controlado y organizado, con baños químicos, lugares específicos para personas con problemas de salud y lamentablemente las condiciones no estaban dadas, no había forma de controlar a 300 mil personas”.
El locutor relata que el después fue un total caos: “La localidad de Olavarria tiene 130 mil habitantes y no funcionaban ni los celulares, no había antenas. Las estaciones de servicio se quedaron sin combustible, en los kioscos ya no quedaba más nada. La gente estaba muy confundida”. Cuando García salió del recital, cuenta que estuvo más de una hora y media para encontrar su colectivo.
“Eran muchos los comentarios en el recital, se escuchaban voces de todos los colores. Por ese entonces circulaba que eran 10 los muertos, que había mucha más gente lastimada”, explica Pablo.
A la hora de hacer una ponderación de los asistentes, García los comparó a una hinchada de fútbol: “La cultura del fútbol se ha metido mucho en los recitales. Yo lo veía muy similar a una hinchada, porque lo que se percibía con las banderas, los empujones, los gritos, era muy similar”.
A continuación Pablo sorprende con un dato escalofriante: “No vi un solo policía, no vi a nadie de seguridad. Recién al otro día aparecieron los policías con balas de goma, cuando la gente estaba esperando, cuando la gente tenía hambre. No sé qué explicación va a dar la municipalidad al autorizar un evento donde no había la cantidad de medidas de seguridad necesarias”.
