El rector de la Universidad Nacional de Córdoba revalorizó la gesta de 1918 y afirmó que las casas de altos estudios tienen que llegar a todo el país. Aseguró que la inversión del Estado ha sido la adecuada.
-¿Qué significado tiene ser el rector de la Universidad de Córdoba en el año del centenario de la Reforma?
-Para mí, como para cualquier otro cordobés, es un orgullo. Estamos hablando de la Reforma Universitaria que se ideó en una pequeña provincia, en comparación a otras regiones de América Latina. Córdoba tenía hace 100 años unos 150 mil habitantes. La Universidad contaba con unas 900 personas. Es un momento muy especial, ya que estamos hablando de un hecho que tuvo y sigue teniendo un impacto global muy importante. Fue un momento en el que un grupo de personas muy jóvenes, cuando por primera vez el país tenía un presidente elegido por el voto universal y secreto, lucharon para que la Universidad se volviera democrática. Haber logrado eso, que se haya sostenido en el tiempo, y que se haya convertido en un elemento clave en el progreso de unión entre las universidades públicas latinoamericanas y sus sociedades, nos tiene que poner muy orgullosos a todos. Por supuesto que en Córdoba se vive de una manera especial.
-¿Cree que ha habido un retroceso en lo que va del gobierno de Mauricio Macri en relación con las políticas universitarias?
-Ha habido una demora en el presupuesto de las universidades. Como presidente del CIN (Consejo Interuniversitario Nacional), vamos a tener reuniones con las autoridades nacionales por este tema. La inversión en los últimos 10 o 15 años ha sido adecuada, sobre todo si la comparamos con lo que sucedió años atrás. Ha sido adecuada para una universidad clásica, que es la que recibe a los estudiantes dentro del campus. Lo que necesitamos ahora es expandir el conocimiento superior al resto de la sociedad. Eso va a requerir que las universidades salgamos afuera. Debemos hacer un uso más eficiente de los recursos humanos que tenemos porque debemos llegar a esa gente con los recursos que tenemos. Probablemente necesitemos más presupuesto, sobre todo para abordar las cuestiones tecnológicas que necesitamos para llegar a toda la población. También es importante pensar en la investigación argentina, que ha tenido sus problemas. Desgraciadamente, en América Latina hay una ola que piensa que, debido a las dificultades que hay en los sectores sociales, hay que invertir más en ese ámbito que en el desarrollo científico y tecnológico. Las universidades públicas argentinas debemos seguir bregando para convencer a la sociedad y a los sectores del Estado sobre eso, es decir, sobre la necesidad de invertir más en todos los niveles educativos.
-¿Se exagera entonces cuando se cuestiona al gobierno nacional por el desfinanciamiento a las universidades públicas?
-Yo no hago evaluaciones. Yo hice mis declaraciones en torno a lo que significa la inversión en educación, ciencia y tecnología, pero no hago evaluaciones de lo que dicen otros. No digo que se exagera ni que no se exagera. Digo que los presupuestos de los últimos 10 o 15 años han sido razonables y que no pueden ser menos porque necesitamos llegar a más gente. Muy probablemente necesitemos más presupuestos para adaptarnos a eso.
-¿El mayor logro de las universidades públicas es haber logrado el ingreso de estudiantes que son primera generación de universitarios en sus familias?
-Es un logro de las universidades públicas, pero sería tiempo de que todos puedan llegar. Más allá de las carreras tradicionales, tenemos que adaptarnos a las carreras multidisciplinarias, ya que son las que se van a necesitar en el futuro. Tenemos que llegar a toda la población, especialmente a los que nunca han tenido acceso a la educación superior. Tiene que haber universidades en los lugares en los que nunca las ha habido, más allá de que nunca vamos a poder llenar el país de universidades. En la provincia de Córdoba, por ejemplo, tenemos tres universidades públicas (Córdoba capital, Río Cuarto y Villa María). El desafío es llegar a todos los lugares, al menos con la educación virtual o semipresencial. Particularmente, estoy apoyando modelos de universidades cooperativas que están funcionando en ciudades intermedias. El Estado tiene que seguir poniendo la mejor educación pública en los lugares con mayores necesidades. Hay que cubrir todo el territorio nacional y sobre eso estamos trabajando en el CIN. El tema de los horarios de clases, por ejemplo, es un condicionamiento. El estudiante tiene derecho a recibir conocimiento y educación superior en los horarios en los que pueda estudiar. Hay que pensar lo que significa universidad pública y abierta. No es pública y abierta cuando, por ejemplo, un alumno que vive a 100 kilómetros de Río Cuarto tiene que alquilarse un departamento para instalarse en esa ciudad. Abierta quiere decir hacia afuera, llegar a todo el país.
-¿Llevará mucho tiempo lograr ese objetivo?
-No, creo que tiene mucho que ver con cuestiones culturales. No estamos lo suficientemente integrados entre todos. Falta que elaboremos un plan estratégico entre todos. La educación superior hoy es lo que la escuela media era hace 30 años. No debemos quedarnos en la zona de confort y creer que lo que estamos haciendo está bien.
