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«Escucha gritos, mira arriba y ve que cae mi hijo”

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Javier López (45) fue ayer a la Justicia para constituirse como querellante y saber qué pasó con Edgar. Le contó al fiscal por qué cree que la caída no fue accidental. “El remisero está dispuesto a hablar”, dijo.

«Por favor, hablá…, andá a la Justicia y contá lo que viste, es la única salvación que tenemos para que se sepa lo que pasó”. El ruego de Javier López -el hombre que una semana atrás recibió el mazazo de la muerte de su hijo de 19 años- estaba dirigido a un remisero de la ciudad que el fatídico 11 de julio estaba apostado frente al balcón del edificio de calle Estrada y San Martín, desde donde cayó Edgar “Bebi” López.

Esa persona, cuya identidad el padre del joven mantuvo en reserva, ahora será citada por la Fiscalía a cargo de Javier Di Santo porque podría arrojar algo de luz a una muerte que, aún hoy, sigue envuelta en dudas.

Si bien la pericia sobre el cuerpo no arrojó heridas previas a la caída desde el balcón del séptimo piso, los padres de Edgar no creen que ese dato sea decisivo. “Si alguien te toma de la ropa y te arroja al vacío, no te dejará ninguna marca”, especularon.

Tampoco la versión que les dio Daniza Gallardo, la mujer que estuvo con el joven, logra disuadirlos de la hipótesis que ellos sostienen:  “Lo que le pasó a mi hijo no fue un accidente”, dirá y repetirá Javier López, como una letanía.

Por eso, en la mañana del lunes, llegó al cuarto piso de Tribunales acompañado por los abogados Jessica Enriz y Gustavo Dovis y se constituyó como querellante. “Queremos aportar pruebas y trabajar junto al fiscal para llegar a la verdad”, dijo Enriz a PUNTAL apenas salieron del despacho de Di Santo.

¿Qué sensación les dejó el encuentro con el fiscal?, se les preguntó, y el que respondió, con cautela, fue Dovis. “Aún no vimos el expediente, de la charla que mantuvimos hoy por ahí se puede inferir que el fiscal tiende a pensar que se trató de algo accidental, pero  sabemos que todavía es prematuro para conocer si Edgar tuvo un accidente y se desplomó al suelo, o en realidad fue empujado por otra persona”, dijo el letrado.

Lo que dejó en claro Dovis fue que la decisión de presentar a los padres como querellantes no busca crear un “falso homicida” ni tratar de probar algo que no existió sino, precisamente, descubrir la verdad.

En esas primeras horas de dolor y confusión, los padres de Edgar recibieron el dato de que había un remisero que había presenciado la dramática escena. Rastrearon empresa por empresa hasta que dieron con la persona señalada, quien ratificó que había sido un testigo ocasional de lo que sucedió.

“Él no sólo no se negó a contarme a mí lo que había pasado sino que también me dijo que iba a venir a declarar”, confió el padre del joven.

Ese miércoles, alrededor de las dos de la tarde, el remisero había detenido su marcha cerca del edificio de Estrada al 700, cuando sobrevino lo inesperado. “Me dijo que estaba descansando y mientras tomaba unos mates empieza a escuchar gritos: “Basta”, “no le pegues más”. Se pensó que los gritos venían de la calle, pero se oían más fuerte, entonces, mira para arriba y ve que cae el cuerpo de mi hijo”.

Javier López recalca: “A los gritos los escuchó claritos y daban a entender una situación violenta”.

¿Qué hizo luego el testigo? “Cuando vi el cuerpo me disparé, me dijo, me di un susto y no me aguanté. Quedé como un cobarde pero me disparé, me contó”, comentó López ayer en Tribunales.

-¿Además de ese testimonio, qué otro elemento lo lleva a pensar que la caída no fue accidental?

-Lo que me dijo ella, la chica que había estado con mi hijo. Me contó que había citado a su expareja para que fuera al departamento a buscar al nene. A mi hijo le dijo que se acostara en la habitación de ella y ella se fue a la habitación del nene. Según dijo, le pidió a Edgar que se quedara ahí y que la despertara si se llegaba a quedar dormida. ‘Bueno, se quedó dormido él y yo también y fue entonces cuando entró mi ex’. Eso es lo que ella me contó a mí, pero se ve que no fue así.

A las palabras de la mujer el padre de Edgar no las sintió sinceras. Según él, oculta lo que verdaderamente sucedió porque busca encubrir al hombre que quedó en medio de las sospechas.

Cuando se confirme la presencia del remisero en el despacho de Di Santo acaso la Justicia comience a tener un panorama más acabado de lo que pasó en el séptimo piso de un edificio que aún hoy sigue en estado de conmoción.

FUENTE: Diario Puntal

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