El albañil de Las Albahacas se sumó a la avalancha de pedidos que se hicieron desde la cárcel local, pero deberá seguir alojado en su celda. Sus familiares anticiparon que una vez que pase la pandemia retornarán las marchas
Sergio Medina seguirá alojado en uno de los pabellones de la cárcel de Río Cuarto, en la celda que comparte con otros tres internos.
El intento de obtener la prisión domiciliaria chocó con la determinación de la Justicia riocuartense, que rechazó no sólo la solicitud del hombre condenado a 15 años por el crimen de Claudia Muñoz, sino todos los pedidos de domiciliaria que llegaron desde que se inició la cuarentena.
“La domiciliaria la pidió pero obviamente no se la dieron”, señaló su sobrina Anabella Reineri. La decisión no tomó por sorpresa a los familiares de Medina, entre otros motivos, porque el hombre que araña los 50 años no padece patología alguna que lo coloque entre la población de riesgo.
Reineri confió a Puntal que desde que se prohibieron las visitas por razones sanitarias sólo mantienen esporádicos contactos telefónicos en los que Medina se mostró sumamente angustiado. “Es una tristeza tan grande y una impotencia porque mi tío está ahí por algo que no hizo, una de las últimas veces me dijo que reza todas las noches para morirse”, comentó la joven.
La cuarentena los sorprendió días después de la condena y, como se suspendieron los plazos legales, ahora deben esperar que se normalice el funcionamiento de la Justicia para recurrir el fallo de la Cámara Primera del Crimen.
Lo harán a través de un recurso de casación ante el Superior Tribunal de Justicia.
También anticipó que una vez que se termine la emergencia por la pandemia volverán las movilizaciones: “En esta cuarentena se ha contactado gente a la que le ha pasado cosas similares y quiere unirse a nosotros para manifestarnos juntos, lo que me parece una excelente idea”.
Reineri sostuvo que las condiciones de la cárcel distan de ser ideales para la prevención de una pandemia. “Se sabe que están hacinados y que está lleno de cucarachas; mi tío, como el resto de los presos, tiene que guardar sus cosas debajo de la cama. Entendemos la medida de suspender las visitas, pero eso lo tiene más angustiado todavía porque no encuentra con quién desahogarse”, concluyó.
Texto: Alejandro Fara, Puntal