El ministro de Educación de la Nación, Nicolás Trotta, señaló que la vuelta a clases será una decisión de la Provincia. Indicó que la virtualidad educativa consolida la desigualdad social. Opinó que los exámenes no son la única forma de acreditar conocimientos.
Nicolás Trotta, ministro de Educación de la Nación, aseguró que, en el actual contexto sanitario, la prioridad del gobierno de Alberto Fernández y de los gobernadores es cuidar la salud de la comunidad educativa. Y agregó que, específicamente en Córdoba, comparte con el gobernador Juan Schiaretti el criterio de no apurar el regreso físico a las escuelas para evitar el riesgo epidemiológico ante el coronavirus.
Trotta habló ayer con el programa Mensaje Directo que se emite por Somos Río Cuarto y Quatro TV y confirmó que se irá analizando la vuelta a clases provincia por provincia; admitió que la enseñanza virtual consolida las desigualdades sociales y opinó sobre si las universidades deben tomar exámenes finales en la actual coyuntura.
– La situación sanitaria en el país se ha ido complicando en las últimas semanas. ¿Qué previsión tienen en el Ministerio con respecto a la posibilidad de la vuelta a las aulas aunque sea en algunos distritos de manera gradual?
– Nosotros tenemos una prioridad que es el cuidado de la salud de toda nuestra comunidad educativa, así que también observamos que en distintos puntos de la Argentina la realidad epidemiológica es diferente y eso permite un abordaje distinto en cuanto a la proyección del regreso a las clases. En ese sentido venimos trabajando y el lunes próximo, de sostenerse la realidad epidemiológica porque es día a día, estarían volviendo 10.500 estudiantes en la provincia de San Juan. Pero por supuesto esto es dinámico y a partir de allí también sabemos que el regreso a la escuela, apenas la salud lo permita, será un regreso a una escuela de transición porque implicará la necesidad de aplicar los protocolos de distanciamiento social, las medidas de higiene y seguridad que se traducen en que no todos los chicos pueden ir a la escuela de manera simultánea.
– ¿Se analizan retomar la actividad en otras provincias a partir del 18 de agosto?
– A partir del 18 de agosto, de sostenerse la realidad epidemiológica, estarían volviendo los estudiantes de la provincia de Catamarca, pero siempre y cuando no haya un cambio en la situación sanitaria que se comprueba en esa provincia. Han regresado los docentes y directivos en ese distrito para preparar las escuelas para el regreso el 18 de agosto. Será un regreso parcial: los estudiantes del último año del secundario y el último año del primario. Pero en eso somos claros: sólo si se sostiene la realidad epidemiológica porque la prioridad de los gobernadores, las gobernadoras y el gobierno nacional siempre es cuidar la salud de nuestra comunidad educativa.
– En Córdoba en un principio la perspectiva apuntaba que se podía volver en agosto, pero la situación epidemiológica se complicó, primero en la capital y después con varios brotes en el interior. ¿Córdoba es uno de los distritos complejos en cuanto a la posibilidad de la vuelta de las clases presenciales?
– Bueno, la realidad es que la decisión del regreso es del gobernador Schiaretti. Por supuesto, compartimos con el gobernador, también con Walter Grahovac, la mirada de cuidar la salud y no apurarnos en ningún momento en lo que puede ser el regreso físico a la escuela. Creemos que es un momento de sostener este desafío que, con mucho compromiso están llevando adelante maestros, maestras y profesores, de educar a distancia y que nuestros chicos, hijas e hijos, sigan aprendiendo desde el hogar. Llegado el momento, el gobernador tomará una decisión a partir de una realidad epidemiológica que no ponga en riesgo a nuestra comunidad educativa.
– Usted mencionaba la virtualidad como herramienta educativa. Hace un tiempo entrevistábamos al ministro Grahovac y nos decía que la virtualidad ha demostrado ser un instrumento muy potente en este contexto pero que profundiza las asimetrías sociales. Y que el Estado no tiene cómo resolver esa situación. Hay chicos sin acceso a internet o a un teléfono con buena conectividad y eso incrementa la desigualdad en la educación. ¿Coincide con ese diagnóstico?
– Desde ningún punto de vista se aprende lo mismo en la escuela que lo que se aprende en el hogar. En el hogar se consolidan las desigualdades: la desigualdad socioeconómica, de trayectoria educativa de los adultos del hogar para acompañar a los más pequeños. Es muy difícil decir que en Argentina tenemos un modelo de educación virtual por muchos aspectos. No sólo relacionado al acceso a la tecnología, que es tan dispar en las realidades sociales, en cuanto al acceso a la web, a la conectividad, a una herramienta tecnológica como debe ser una computadora, porque no es lo mismo llevar adelante los aprendizajes con una computadora que sólo con un celular o con un celular que se comparte con toda la familia. También es relevante el hecho de que nuestro sistema educativo no estaba preparado, como ningún sistema en el mundo, para pasar a un esquema de virtualización. No había un proceso en marcha para poder virtualizar nuestras instituciones, ni el trabajo de los docentes ni la preparación de las familias. Eso es lo que complejiza este escenario. Por eso nosotros hemos desplegado, con el acompañamiento de la provincia de Córdoba, también una agenda analógica: producción de contenidos en televisión y radio -llevamos producidas más de 1.300 horas en radioclases o clases por televisión- y la distribución de más de 36.000.000 de cuadernos que llegan principalmente a los hogares que tienen menor nivel de conectividad y mayor nivel de vulnerabilidad económica.
– En los últimos días en la Universidad de Río Cuarto hubo un debate público con respecto a la toma de exámenes. Es una instancia que no se está produciendo y los alumnos están reclamando que se lo haga de alguna manera. Desde el gremio docente plantearon que no quieren ser copartícipes de un menoscabo de la calidad de la educación. Dicen que tomar exámenes de manera virtual va a provocar que quienes se reciban sean profesionales menos capacitados y valiosos en términos educativos y técnicos.
– No he tomado conocimiento en profundidad de esa realidad que usted está describiendo pero le puedo decir que puede haber algunas materias en particular, en diferentes carreras, en las que el examen de manera virtual es muy difícil de llevar adelante. Ahora, en todas las materias vinculadas a lo teórico la virtualización es una herramienta. Aparte, porque no es sólo el examen la única manera de acreditar saberes. En muchos casos hay trabajos integradores, hay instancias de examen domiciliario que pueden confirmar todo el proceso de aprendizaje, de puesta en valor de esos aprendizajes que pueden llevar adelante nuestros estudiantes. Inclusive nosotros desde el Ministerio de Educación, con el Ministerio del Interior, hemos puesto al servicio del Consejo Interuniversitario Nacional un sistema que permite la identificación de los estudiantes para que puedan dar de manera vitual sus exámenes. Entonces creo que la instancia de acreditación de conocimientos no es sólo un examen presencial, escrito u oral; hay otras herramientas con las cuales cuentan nuestros profesores y que permiten acreditar esos saberes.
– Después de la pandemia y la cuarentena, ¿será el tiempo de volver a discutir el lugar de la educación en el presupuesto nacional, con una mirada más a mediano y largo plazo con respecto a los objetivos educativos y cómo se solventan desde el Estado?
– Por supuesto. Nosotros tenemos un horizonte sencillo, que es cumplir la ley. Está la ley de financiamiento educativo que sintetiza el compromiso que debe tener el Estado en una inversión prioritaria. La ley marca una inversión en educación del Estado nacional y de los estados provinciales de un piso del 6 por ciento sobre el PBI y esa ley se cumplió. Por primera vez se llegó a ese nivel en el 2015. Y se logró después de un esfuerzo de casi una década de aumento progresivo año tras año de nuestra inversión sobre el PBI, con mucho compromiso de las provincias y de la provincia de Córdoba en particular. Pero desde 2015 en adelante hubo un descenso en los procesos de inversión y eso, por supuesto, condiciona la capacidad de respuesta de nuestra escuela. También implica que nuestra escuela nunca está divorciada de la realidad que transita la Argentina. Cuando la crisis se profundiza eso impacta en los hogares y en la capacidad de aprendizaje de los chicos.
Nota: Marcos Jure