Los guardas ambientales de Alpa Corral encontraron alteraciones químicas y muchos vecinos decidieron dejar de consumir el agua. Señalan que la erosión y el arrastre de residuos dependerán de la intensidad de las lluvias
El paso del fuego sigue generando inconvenientes en las sierras, donde ahora lo que genera preocupación es la contaminación provocada por el arrastre de cenizas y residuos a los ríos. Los guardas ambientales voluntarios detectaron algunas alteraciones químicas en el agua, y muchos de los pobladores ya dejaron de consumirla por precaución.
Los efectos de los incendios en las sierras del sur están lejos de haber terminado. Por el contrario, y tal como se preveía, con las lluvias se agravaron, generando por ejemplo problemas de erosión y contaminación del agua.
“Los guardas ambientales voluntarios de Alpa Corral detectamos días atrás que había cambiado el ph del agua, por lo menos en la zona de la Unión de los Ríos, que es donde nosotros vivimos. Junto con las cenizas que bajaron al cauce, se modificó el ph del agua”, explicó Martín Rodríguez Dómine, uno de los miembros del grupo de voluntarios.
En términos prácticos, esto indica que se modificó la composición química del agua, al entrar los residuos en contacto con el flujo del río. Esto, como consecuencia del lavado que produjeron las lluvias en el terreno elevado.
En función de esto, muchos de los vecinos decidieron dejar de consumir el agua del río, de modo preventivo y para evitar cualquier inconveniente.
Ahora, depende de las lluvias
A partir de ahora, la continuidad de los problemas a raíz del lavado de los suelos quemados depende de la intensidad de las luvias. El peor escenario es el de precipitaciones fuertes, porque eso agravaría el problema de erosión que ya existe.
“Todo dependerá de la cantidad de cenizas que lleguen al agua. Y eso, a su vez, depende de la cantidad de lluvias que haya. Lo ideal sería que las lluvias sean mansas, de manera tal que el agua vaya penetrando en la tierra lo más suave posible y cargando las napas de a poco”, señaló Rodríguez Dómine.
“El tema es cuando las lluvias se dan fuerte, como pasó el lunes, porque ahí se produce la erosión. Es inevitable que esto ocurra, pero lo ideal sería que el daño sea el menor posible”, apuntó el guarda ambiental.
En otro orden, el ambientalista apuntó que la pérdida de biodiversidad con los incendios es importantísima en la cuenca alta del río Cuarto.
“Se ha quemado todo el monte. Hubo varios incendios consecutivos y sabemos que el daño es grande y sin precedentes. El bajo-bosque se ha perdido por completo, ha desaparecido. Y habrá que ver, entre los árboles más grandes, cuáles sobreviven y cuáles no”, señaló.
Sobre este punto, Rodríguez Dómine indicó que los especialistas recomiendan evitar el pisoteo de los suelos quemados, sea por parte de personas o de animales.
“Hay que hacer un trabajo con los productores agropecuarios para que se pueda bajar la carga de animales en las zonas afectadas, sin que esto sea un problema para ellos”, agregó.
En cuanto a los trabajos de restauración ambiental, sostuvo que debe esperarse un tiempo prudencial para ver cómo reaccionan los ecosistemas.
“Se recomienda esperar por lo menos un año antes de hacer por ejemplo cualquier tipo de reforestación. En este sentido, se tiene que estudiar el banco de semillas que hay en cada lugar, qué quedó sano y puede germinar por su cuenta. También hay que hacer un trabajo para controlar las especies exóticas invasoras, que hoy encuentran poca competencia y pueden avanzar rápidamente sobre sectores donde antes había monte nativo”, señaló Rodríguez Dómine.
En el mismo sentido, destacó que “hay que seguir agregando árboles nativos donde no se quemaron, para que puedan seguir aportando semillas y aportar al equilibrio. También hay que cuidar lo que quedó sano de árboles, sobre todos los nativos, porque son los que van a semillar y los que les van a dar alimento a los pájaros, que luego diseminan las semillas”.
