Hace casi siete años Las Heras ardía. Había sido escenario de intensas protestas sindicales de los trabajadores petroleros, al tiempo que sus calles se llenaban de uniformados. El paro y los piquetes iban por la tercera semana cuando su vocero fue encarcelado. Sus compañeros acudieron a la alcaidía a pedir que lo liberaran y la policía intentó que se fueran. Primero con palabras, luego con tiros al aire y por último con disparos al piso que rebotaron e hirieron a una concejal. Piedras, balas, policías especiales y más gente se fue sumando hasta formar la pueblada. Los gases dispersaron a los manifestantes pero los balazos siguieron. Los estruendos y el humo se sintieron en toda la ciudad. “Cayó uno”, dijo alguien y una ambulancia abandonó la alcaidía. El policía Jorge Sayago murió horas después.