Primero Noticias dialogó con Antonella, nieta del matrimonio de octogenarios asaltados y violentados el día de ayer en la vecina localidad de Sampacho. “No pretendemos que la policía devuelva a mis abuelos la plata, lo que nadie nos va a devolver es la tranquilidad”, expresó la joven.
Dos sujetos ingresaron este jueves a una vivienda de calle Lamadrid al 50, en la localidad de Sampacho, en donde habitan dos personas mayores de edad. El matrimonio fue violentado por los ladrones, quienes se dieron a la fuga con dinero.
Antonella, nieta de los abuelos afectados en Sampacho, habló con Primero Noticias y relató el terrible hecho de inseguridad que vivió el matrimonio: “Mi abuelo estaba en la cocina y ve que ingresa un hombre con la cara tapada, confundido, piensa que era su nieto. Cuando intenta levantarse para abrazarlo, este hombre le pega, lo tira contra la heladera y comienza a agredirlo con patadas y puñetazos”.
Continúa: “A mi abuela, en la habitación, se le aparece otro hombre pidiéndole dinero, y ella le da un poco de lo que tenía guardado en diversos lugares”. Luego Antonella cuenta que los hombres se retiran, con lo poco que habían logrado recaudar, y diciendo que “habían entrado al lugar equivocado”.
“Cuando mi abuela logra ir a la cocina, lo ve a su marido amordazado, atado de pies y manos, golpeado. Busca un cuchillo y le corta las ataduras, porque él estaba haciendo fuerza y se estaba lastimando mucho”, relata la nieta.
Afortunadamente el matrimonio logró pedir ayuda y fueron los vecinos quienes los socorrieron y llamaron a la policía.
“Mi abuelo está muy golpeado, tiene moretones en la espalda, una luxación en el hombro, cortes en la cara, en la cabeza, detrás de las orejas, la boca molida por dentro y por fuera, la verdad que mi abuelo está muy golpeado, sumándole la edad que tiene, por que tiene 87 años”, cuenta Antonella, consternada.
“Fue más el susto y el daño físico que le hicieron a mi abuelo que lo que se llevaron”, explica. “Son jubilados, toda su vida trabajaron. Pero con una jubilación dos personas no pueden ahorrar tanto dinero, no habían hecho ninguna venta, ellos viven en su casita, de su jubilación”.
“Entraron desarmados a la casa. No entraron al lugar equivocado, como dijeron. Esta gente sabía que acá vivían dos abuelos y que a la siesta están solos, por que en otros horarios siempre hay gente. Simplemente no dieron con la suma de dinero que pensaban encontrar”, manifiesta Antonella.
Finalmente, la nieta del matrimonio, quebrada, dice: “No pretendemos que la policía le devuelva a mis abuelos la plata, lo que nadie nos va a devolver es la tranquilidad”.