Brasil 0 Holanda 3
12 de julio. Brasilia.
17:00.
Qué más le podés pedir a un equipo que no tiene corazón. No tiene sangre, ni esperanzas. Nada de nada. Holanda salió a la cancha perdonándole la vida antes de comenzar. En la Federación Brasilera de Fútbol aseguran que Filipao no dirigirá nunca más a la Selección, ni a ningún equipo de Brasil. Ese era el clima. El público estaba anestesiado, aún no había reaccionado de los siete goles teutones. El arranque encontró a un Brasil que salió a buscar el gol y no cubrió nada a sus espaldas y casi desde los vestuarios, comenzó perdiendo 1 a 0. La segunda parte de la frustración verde y amarilla se desarrolló en el Estadio Nacional `Mané` Garrincha, de la ciudad de Brasilia, con el arbitraje del argelino Djamel Haimoudi y la pobrísima actuación de los locales.
“No jugaría el partido por el tercer puesto, lo vengo diciendo hace mucho tiempo. El único que importa es el que se juega por la Copa: la final», afirmó el entrenador holandés Louis Van Gaal en la conferencia de prensa tras perder la semifinal con Argentina por penales. Del otro lado, Luiz Felipe Scolari no opinó acerca del partido pero su filosofía siempre fue clara: «Lo único que importa es ganar». Partido del sábado previo a la Final de la Copa del Mundo, el que juegan los que no pudieron lograr ganar lo que había que ganar. Holanda hoy salió con un cambio menos, para hacerle precio a Brasil. Holanda dio la vuelta casi olímpica como si fuera el campeón de los equipos tomadores de líquido de freno. Como zombis. En tanto los brasileros se fueron a las duchas como por una cloaca. Se había bajado la persiana para los que se perdieron la Gran Final.
Ha pasado muy poco de la trágica noche contra Alemania y Brasil todavía no ha tenido tiempo ni de asimilarlo. Perdió contra Holanda, aunque una victoria tampoco hubiese consolado a nadie. Brasil tendrá para toda la vida esa pena, esos siete goles germanos que se clavaron hasta el fondo de la historia del fútbol brasieleño. El recuerdo del Maracanazo y del Mineirazo será igual de eterno que sus cinco campeonatos. El partido de la tristeza, no obstante, lo aprovechó Holanda para irse bien del Mundial. A Brasil le sirvió para empeorar más el que iba a ser su campeonato. Todo se volvió en su contra. Ya estaba perdiendo a los tres minutos de partido. Robben, liberado sin argentinos persiguiéndole, se escapó de Thiago Silva y cayó dentro del área. La falta fue fuera, pero el árbitro la metió dentro. El error del argelino Djamel Haimoudi fue doble porque no expulso al central cuando estaba solo ante el peligro. Van Persie no perdonó desde el punto de penal. Holanda contó con espacios y disfrutó. A Brasil le pasó justo lo contrario. El sufrimiento fue extremo. Concedió el primero y regaló el segundo. De Guzmán entró por la derecha (fue titular a última hora por lesión de Sneijder) y David Luiz pareció enemigo de Brasil. Quiso despejar y su toque se convirtió en una asistencia para Blind. El defensa despejó donde nunca hay que hacerlo y el holandés marcó el segundo. Brasil intentó lavar su imagen en lo que restaba de partido. Lo intentó Oscar como el que más buscando faltas cerca del área. Era para lo que había quedado el equipo de Scolari. Casi todas las armas se las habían quitado los alemanes.
Sin fútbol, Brasil se dedicó a pagar su ira con las piernas de los holandeses. Ocurrió en la segunda mitad. Holanda retrató a la defensa local y Brasil sólo pudo parar a su rival a base de faltas. Algunas rozaron la cartulina roja.
El gol de Wijnaldum en el descuento, el 0-3, puso la rúbrica a la noche. Holanda merecía irse y Brasil celebró el final de un Mundial que, no obstante, nunca acabará. Será el Mundial del campeón (alemán o argentino), pero también la Copa del Mundo en la que Brasil faltó al respeto a su grandiosa historia. La pesadilla será para toda la vida. Ganó Holanda, MEDALLA DE BRONCE, Brasil nada, Brasil Nada de Nada…
