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Planta Piloto: El rector invitó a la reconciliación

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El rector de la UNRC Roberto Rovere invitó a la reconciliación, lamentó su falta de comunicación con los familiares de las víctimas y ante las 500 personas que se dieron cita en el acto de recordación recordó: “Yo era también uno de los sindicados asesinos”.

Al cumplirse 10 años de la tragedia, un medio millar de personas recordaron este martes a las seis víctimas de las explosiones de la Planta Piloto de Ingeniería, en un acto realizado frente al edificio donde ocurrió el luctuoso hecho. Luego, se inauguró un monolito en las Residencias Estudiantiles, que ahora llevan el nombre del estudiante muerto Juan Politano. Y hubo una misa en el salón de las Residencias.

Rovere sostuvo que el Rectorado está abierto. “Ustedes son parte también de nuestra comunidad”, les expresó a los deudos. “Charlemos, necesitamos tener más en claro sus opiniones”, subrayó, al tiempo que sostuvo: “Necesitamos llegar a ciertos acuerdos de convivencia, aceptaciones, resignaciones y perdón”

“Este es un momento para recordar lo que nos sucedió y, sobre todo, recordar a aquellos amigos y compañeros que ya no están”, comenzó diciendo con la voz entrecortada el rector de la UNRC, Roberto Rovere.

“Ellos estuvieron siempre presentes en la Universidad y dedicaron la mayor parte de sus vidas a una universidad mejor, a una carrera de Ingeniería Química, la mejor del país”, afirmó, al tiempo que destacó el esfuerzo que hicieron para lograr el desarrollo del Departamento de Tecnología Química. Y nombró a cada uno de los seis muertos.

Recordó aquel trágico día en el que vio a Juan -Politano- sobre la ambulancia y ayudó a subir a la ambulancia a Carlos -Ravera-. “Una sensación que no voy a olvidar nunca”, dijo. Y siguió: “Fue muy duro, porque en ese momento estaba en gestión. Se conformó una comisión interclaustros. Y yo era también uno de los sindicados asesinos. Y esa dura situación me hizo estar apartado de estas instancias”.

Sobre aquella comisión interclaustros de seguridad dijo que se trabajó de la manera más seria posible, que estaban recabando las necesidades más urgentes de las distintas áreas. “La verdad es que teníamos muchas urgencias y la verdad es que no teníamos fondos”, contó.

 

“La explosión nos llegó a todos, con las lamentables pérdidas de vidas de nuestros amigos y compañeros”, sostuvo. “Esto ha sido duro para todos”, dijo.

Por otro lado, indicó: “Tenemos la responsabilidad de ver de qué manera transformamos esto. Las responsabilidades son compartidas. Esto no se logra con una reglamentación. Necesitamos trabajar en la concientización, con un arma fundamental que es la educación… son huellas que demorarán muchos años en cerrar”. “La comunidad universitaria padece este dolor”, acotó.

“La real versión de lo que pasó la tiene la Justicia. Eso no va a cambiar la memoria, no nos va a devolver la vida de nadie”, consideró el rector.

Y continuó: “Quizá la Universidad le quitó a la Familia Politano a Juan. Pero, hoy Juan es de la Universidad, nos pertenece a todos”. Y dijo que “hay muchos compañeros que también son víctimas” y que “el regalo de un edificio no cambió los ánimos, seguimos dolidos”.

“Yo quiero invitarlos a la reconciliación. Lamento mi falta de comunicación con los familiares -de las víctimas-, realmente lo siento. Pero, sepan que el Rectorado está abierto para ustedes. Ustedes son parte también de nuestra comunidad. Charlemos, necesitamos tener más en claro sus opiniones”, dijo el rector Rovere, al tiempo que sostuvo: “Necesitamos llegar a ciertos acuerdos de convivencia, aceptaciones, resignaciones, perdón”.

“Si no nos animamos a perdonar, seguiremos buscando responsables, seguiremos buscando culpables Y eso no nos dará paz. Les pido por favor, tratemos de buscar espacios, tenemos 365 días para estar juntos y recordar a nuestros amigos en paz”, concluyó, muy emocionado.

 

1 COMENTARIO

  1. LUNES, 10 DE MARZO DE 2008
    La explosión en la Planta Piloto de Río Cuarto, una tragedia de responsabilidades compartidas entre la UNRC y el CONICET.
    Un profesor titular de la Universidad Nacional de Río Cuarto nos ha hecho llegar esta breve contribución.
    La trágica explosión del 5 de diciembre que le costó la vida a seis investigadores, es un caso inédito en nuestro país. La explosión de tambores de Hexano en la Planta Piloto segó las vidas de docentes y alumnos por igual, entre ellos dos empleados del CONICET: el docente y director de la planta, Miguel Mattea (58), de la Carrera del Investigador, y Carlos Ravera (64) de la Carrera de Profesionales de Apoyo, además del estudiante Juan Politano (22), y los docentes Damián Cardarelli (43), Lilian Giacomelli (42), y Gladys Baralla (52).
    Un derrame de hexano dentro de la Planta -debido a una negligencia al manipular el líquido- desató la explosión en cadena de los tambores que contenían el hidrocarburo.
    Es bien sabido que el hexano jamás debió ser almacenado en el interior de la planta., ya que todos estaban conscientes que era sumamente inflamable.
    Lo más llamativo, y me consta, es que Miguel Mattea ya había usado hexano con anterioridad y publicado los resultados de sus investigaciones en revistas científicas de su especialidad, en las que demostraba que el hidrocarburo es ideal para la fabricación de biodiesel.
    Mattea debió haber exigido que el hexano se almacenara en el exterior en un “depósito de inflamables” y si éste no existía, debió haber solicitado fondos a la SECYT , al CONICET o a la UNRC para su construcción.
    Pero no nos resulta extraño que Mattea no haya tomado precaución alguna al respecto, ya que, según pude investigar, el CONICET no dispone de normas de seguridad al respecto del uso de hidrocarburos inflamables. Consulté con otros investigadores de Centros Regionales del CONICET y a diferencia de la Facultad de Cs. Exactas y Naturales de la UBA, que posee un Departamento de Seguridad e Higiene desde hace mas de década y media, el CONICET y sus Unidades Ejecutoras están huérfanas de todo.
    El Fiscal Federal Alberto Saissac ha promovido el 22 de enero acción penal por “estrago culposo agravado por el resultado de muerte” y pidió la indagatoria para Diego Moitre, decano de Ingeniería; Carlos Bortis, vicedecano y titular de la Fundación de la UNRC; José Luis Pincini, secretario de Coordinación Técnica.
    El 31 del mismo mes supimos que el Juez Federal subrogante, Carlos Arturo Ochoa, aceptó la participación de nuestra Asociación Gremial Docente de la Universidad Nacional de Río Cuarto como querellante en la causa.
    De haber sobrevivido a la explosión que le costó la vida, sin dudas Mattea y en forma indirecta el CONICET, habría estado sentados en el banquillo junto con las autoridades de la Facultad, ya que el CONICET y la SECYT al apoyar sus investigaciones en la UNRC, y proveerlo de fondos para sus investigaciones ,sin requerirle salvaguardas de seguridad para los docentes y alumnos de la Facultad de Ingeniería, estas tres instituciones son coparticipes del trágico suceso, que se podría haber evitado fácilmente si se hubiera actuado con responsabilidad y profesionalismo.
    Aun así y a pesar de su fallecimiento, el Fiscal Federal considera al investigador y profesor de la UNRC, Miguel Mattea, como responsable de la “grave imprudencia” que facilitó la explosión de los tanques de hexano ya que dirigía la investigación en el laboratorio, y resultó ser uno de los seis fallecidos.
    El CONICET menciona haber constituido las siguientes comisiones de acuerdo a las leyes laborales existentes: Comisión de Condiciones de Medio Ambiente del Trabajo, la de la Igualdad de Oportunidades y Trato, y el Comité de Seguridad de la Información.
    Consultados por teléfono varios afiliados a los gremios de UPCN y ATE que se desempeñan en la casa central del CONICET me informan que en Noviembre del 2006 se nombraron los delegados a la Comisión de Condiciones de Medio Ambiente del Trabajo, pero que no les constaba a ninguno de ellos que dicha Comisión hubiera sido convocada a sesionar, y por otro lado se desconocía cualquier conclusión o recomendación al respecto. En otras palabras, lo afirmado en la Memoria es un invento mayúsculo.
    Sin dudas que si las actuales autoridades del CONICET hubiesen impartido instrucciones claras y contundente al Ing. Metallo y lo hubiesen provisto de fondos, el accidente de Río Cuarto se podría haber evitado.
    Publicado por Bono, Fernando en 4:37
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    Angel Antonio Acevedo, dirigente Político, Social y Gremial, Miembro de la Comunidad de la U.N.R.C. desde 1974.- opina:
    «…Cuando Intereses mezquinos… sepultaron los de la Inteligencia, la racionalidad y el sentido comùn..»»…

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