Boca recibió a su eterno rival, River, en una Bombonera golpeada, pero repleta. Con ambos fuera de la lucha por el campeonato, la alta expectativa generada por el cotejo no tuvo relevancia en el desarrollo del mismo. Fue un opaco 0-0, tal como lo fue en marzo.
El superclásico decepcionó, una vez más, a las millones de almas que partido a partido no tienen más que los mejores deseos en lo que respecta al resultado. Pero no es suficiente con goles, también se espera juego, entretenimiento, y no del malo. Esta vez, no hubo pan ni torta.
Lo que pasó en el campo de juego -lo viene haciendo desde hace varios años ya- no alcanza a llenar ni por cerca lo que se genera en la previa. Los duelos entre cracks, los de Barros Schelotto contra los de Gallardo, las palabras picantes durante los días anteriores, la historia, la mística, todo en la nada.
Lo más emocionante de partido fueron la expulsión de Pablo Pérez en Boca a los 10 minutos de juego -luego de una patada en el cuerpo a Eder Alvarez Balanta cuando la jugada había terminado-; tambien algún desborde emocionante de Pavón en el local y D’alessandro en River, y muy pero muy pocas oportunidades de gol.
Por momentos, Boca parecía tener a todos sus jugadores en cancha. Quizá fue la forma de jugar del equipo Millonario, que no exigió en lo más mínimo a un equipo diezmado como lo fue el de Barros Schelotto. En el ST, Gallardo sacó a los titulares Alario y Mora, abriéndoles paso a Alonso y Driussi, que no cambiaron en nada el desempeño del partido.
Eso si, volvieron las patadas y esta vez se notaron más de la parte de Boca. El arbitro Herrera hizo un partido impecable, amonestó cuando debía y no le tembló la mano para sacar del juego a un crispado Pérez a poco de comenzar el cotejo.
Muchos lesionados en un campo de juego que no estaba ni a la mitad de lo que se necesita para este tipo de competición, aunque en mejor estado que días anteriores. En Boca, Gago salió lesionado antes del final del primer tiempo, lo mismo hizo Casco en el segundo para el visitante.
Está claro que, a pesar de la connotación que tiene un Boca-River, los equipos miran más de cerca lo que ocurrirá entre semana con la Copa Libertadores. Ambos perdieron a jugadores importantes, pero buscarán ir con lo mejor, Boca a Paraguay contra Cerro Porteño y River a Ecuador, en su duelo contra Independiente del Valle.
