El cuerpo de, María Soledad, hija del conocido y querido periodista Tití Fernández, fallecida en Brasil, trágicamente al sufrir un accidente con el auto en el que se trasladaba junto a dos acompañantes, en circunstancias que se encuentran bajo investigación, llegaba a Buenos Aires acompañado por sus padres y amigos. Una tragedia le pegaba durísimo a Tití y lo marcaba a fuego para toda su vida. El Mundial y la vida tienen esas cosas de grabar a fuego situaciones, algunas terribles como ésta y otras maravillosas. Esa dicotomía en la que se encuentra una persona que disfruta de su trabajo y su hija en Brasil y de pronto la existencia placentera pasa a ser lo más horripilante y detestable golpeándolo muy feo y sin otorgarle explicación.
Secando su rostro con un pañuelo y acompañado por un grupo de personas, el reconocido periodista argentino subió a un auto que lo esperaba en una explanada del Aeropuerto Internacional de Ezeiza luego de hacer los trámites de repatriación del cuerpo.
Gente buena y trabajadora que sufre la pérdida irreparable de la vida.
También podemos recordar lo que sufrió otro argentino muy querido cuando le ocurrió una gran desgracia en medio de otro Campeonato Mundial de Fútbol, nos referimos al accidente mortal del hermano de Leopoldo Jacinto Luque en medio del Mundial 78, fue otra historia triste dentro de este campeonato que conmovió a todo el plantel y que fue una dura prueba para todos, en especial para el delantero de River que no bajó los brazos y puso el cuerpo y el corazón para ayudar a ganar torneo a su país.
Luque dijo que «no sabía que había muerto mi hermano» cuando disputó el partido frente a Francia en el Mundial 78. «No jugué sabiendo que mi hermano había tenido un accidente, porque a mí nadie me avisó nada. Es más, me enojé porque no me avisaron. En ese partido me lesiono y cuando salgo rumbo a la clínica veo a mi familia y pensé que habían venido por mi lesión. Pero, en realidad me venían a avisar del accidente de mi hermano. Me fui con ellos y no quería jugar más. Pero, mis padres me pidieron que volviera y me llevaron a la concentración», dijo Luque.
El ex delantero sostuvo que en ese torneo «tuve sensaciones muy encontradas y pensé en abandonar cuando me informaron el accidente de mi hermano». Recordó que estuvo cuatro meses concentrado antes del inicio del Mundial y vio a su hermano el 3 de mayo, porque toda su familia concurrió a la concentración para su cumpleaños. «Me trajeron una torta con el escudo de Unión de Santa Fe», dijo.
Luque sostuvo que ganar el campeonato mundial «es lo máximo» que puede aspirar un deportista. «Tras el pitazo final quedé unos segundos paralizado. Un amigo me hizo toda la secuencia fotografía (del festejo) donde se nota que me quede paralizado, porque estaba emocionado. Y eso fue lo máximo y nos preparamos para eso», concluyó Luque.