En la mañana de este martes, visitó los estudios de No Te Lo Pierdas Rosa Sabena, luchadora inclaudicable.
En una charla íntima y personal con Luli Bertorello, una de las conductoras del programa, habló de cómo era su vida antes de la desaparición de su hijo, Nicolás Sabena, cómo fue el camino hasta llegar al título de abogada y de la Justicia.
“Antes de septiembre de 2008, la vida nuestra era una vida de trabajo, de estudio; yo trabajaba como gestora, daba clases en una academia y estaba estudiando Ciencias Económicas en la Universidad Nacional. Mi hijo Nicolás trabajaba en el taller con mi esposo y mi esposo tiene un taller mecánico”, contó Rosa, al mismo tiempo que destacó que se trataba de una vida “normal” y “rutinaria, como la de todas las familias”.
Con la desaparición de Nicolás, en 2008, todo cambió y el dolor marcó su vida para siempre, aunque con ello, también la lucha se hizo más fuerte… “Cambió totalmente con esta desgracia que nos ocurrió y me convertí en una mujer que no la conocía”, manifestó Rosa.
– ¿Cómo era la Rosa de antes?
– Siempre fui muy optimista, muy creyente, trataba de ayudar a todo el que pudiera, desprovista de todo egoísmo, si tenía algún conocimiento de algo, se lo pasaba, siempre fui muy feliz. Tenía lo mejor de la vida, el amor de mi familia, que es lo más importante que puede tener un ser humano, vivíamos una vida muy feliz sin sobresaltos, vivíamos en una comunidad de amor. Me sentía completa.
“Vivíamos en una comunidad de amor. Me sentía completa”
Rosa contó que con lo sucedido, abruptamente tuvo que dejar de cursar la carrera de Ciencias Económicas y empezó a estudiar Abogacía. “Lamentablemente en estas situaciones tan duras, la Justicia no le daba la importancia que requería el caso y generalmente somos las madres las que tenemos que investigar”, expresó Rosa.
“Te sentís que tenías una bestia dormida, una leona, que de pronto te arrebatan la cría y que salís dando zarpazos para defenderlos; te quitaron lo más importante: tu cría, tu cachorro”
Rosa contó que en todo este camino de pedido de Justicia y Verdad, tuvo que impulsar todo y realizó todas las tareas de las cuales debería encargarse un Fiscal.
“Ya no se puede ser feliz, tenés esa herida abierta que no cierra nunca. Antes, era plenamente feliz, no sabemos lo que sucedió, no lo encontramos nunca y esa una herida que sangra permanente”, expresó Rosa Sabena.
– ¿En algún momento tuvo ganas de decir basta, de decir me cansé?
– No. Algún día puedo haber estado demasiado agobiada por el dolor y no me he levantado ese día de la cama, pero después siento una fuerza sobre humana que me levanta y siento que es mi hijo que me impulsa a continuar; no soy fácil de venirme abajo.
– ¿Vio mucha connivencia en todo este camino?
– Hasta que sucedió esto, para mí la Justicia era un lugar digno donde me sentía protegida, sentía que vivía en una ciudad segura porque la rutina que llevábamos nosotros no era peligrosa, íbamos a estudiar, a trabajar, no conocíamos otra cosa. Cuando sucede esto, me di cuenta de que realmente estamos totalmente desprotegidos; existen funcionarios corruptos, funcionarios judiciales y policiales y está acreditado eso en expediente, que están en connivencia con los delincuentes que venden droga y estamos a merced de ese tipo de gente que todavía está en la Justicia.
“Probablemente mañana se inicie el jury que yo impulsé”
“Parí un título del dolor”.
El pasado 16 de febrero, Rosa se recibió de abogada. “Fue una satisfacción, parí un título en el dolor”, expresó Rosa. Comentó que comenzó la carrera en el momento más difícil y doloroso, ya que habían liberado a los Cargas Parra y contó que todo el camino fue “muy duro”.
“Fue una carrera entre lágrimas, allanamientos y momentos difíciles”, expresó.
“La mayoría de mis apuntes están borrosos porque vivía llorando”
“Yo hace ocho años que prácticamente estoy con una pala al hombro cavando para buscar los restos de mi hijo, eso no es una vida para un ser humano”, dijo Rosa y dijo que los responsables de la Justicia deberían ocuparse de eso y la familia debería tratar de hacer el duelo y tener una mejor calidad de vida.
“Nicolás me admiraba porque siempre estudié, él decía mi mamá sabe todo; cuando le hablaba a alguien de mí, me tenía como una ídola. Él estaría muy feliz de ver todo lo que hice y se daría cuenta cuánto lo amo”, finalizó Rosa Sabena.
