Juan Gabriel Herrera el agresor de Melisa González fue condenado hoy y en juicio abreviado a una pena de 11 años de cumplimiento efectivo y bajo la carátula de homicidio calificado por ensañamiento y en razón de género en grado de tentativa.
De esta manera se consigue incorporar el agravante de género en este caso en el que no hubo relación preexistente entre víctima y agresor, «para nosotros tan importante como la pena era lograr que se incorpore al género como agravante del accionar del imputado y lo justificamos en el intento de ataque sexual frustrado que se produjo previo a las puñaladas que recibió Melisa», explica el abogado de la querella Miguel Martínez.
La lectura del fallo fue recibida por las dos familias, la de la víctima y la del agresor, en el marco de una profunda angustia en particular por parte de los allegados a Herrera, «nunca pude hablar con mi hijo sobre lo que pasó, entiendan que también soy mujer y madre de una mujer, tengo un dolor inmenso, un vacío enorme, siento una gran necesidad de disculparme ante la sociedad y ante la mamá de Melisa; jamás imaginé que mi hijo podría ser capaz de hacer lo que hizo», dijo Ramona Herrera, madre del acusado, en medio de sollozos, una vez leído el fallo.
Además de la pena de prisión el Tribunal decidió encomendar a la Dirección del Servicio Penitenciario de la provincia de Córdoba la realización de un tratamiento psicológico y un tratamiento especializado en relación a las adicciones por parte del imputado Juan Gabriel Herrera.
Para Margarita Ledesma, madre de Melisa, la realización del juicio y la lectura del fallo vienen a cerrar un capítulo desagradable, tal vez el peor que les tocó atravesar, para ella y para su hija, «estoy más tranquila, me da mucha pena la otra mamá, estamos de los dos lados pero sufrimos por igual las dos familias», asegura Margarita y cuenta respecto a la recuperación de su hija que aún «está en rehabilitación, todavía no ha podido volver al colegio, esperamos que el año que viene pueda retomar por completo su vida normal».
Melisa González fue atacada sorpresivamente un atardecer de junio del año pasado cuando volvía del colegio y se dirigía a su casa, la joven recibió 22 puñaladas que casi le costaron la vida y le valieron un ACV del que aún se recupera. Según lo que cuenta la propia Melisa la agresión sobrevino luego de que ella se negara a dejarse besar y tocar por quien hoy fue condenado a 11 años de prisión.
