Barrio Islas Malvinas toma su nombre del puente de la ruta A005, bajo el que se levantaron las primeras casas al oeste de la ciudad. Débora y Nancy viven allí y son testigos del abandono y el olvido del sector.
En el asentamiento a orillas del río Cuarto habitan unas 92 familias y las primeras viviendas tienen una antigüedad de más de 60 años. Pero a pesar de estos datos, Islas Malvinas es un lugar lejano donde los reclamos de años no han sido escuchados, ya que los vecinos del sector conviven diariamente con la escasez de recursos primordiales para una buena calidad de vida.
Son numerosos los problemas que existen en el barrio, “no hay agua, no hay alumbrado público; no pasa el colectivo a pesar de que hay una escuela, no entran remises ni ambulancias, acá no hay nada”, relató a Primero Noticias Débora Bercón, habitante del barrio.
El día a día es cada vez más conflictivo y difícil… La escasez de agua que obliga a los vecinos a lavar su ropa en el río; la falta de luminaria que convierte al lugar en la “boca del lobo” y trae consigo la inseguridad y miedo a las personas; los remises que no se acercan; las ambulancias que no llegan y por consiguiente, la falta de atención médica; y muchas tantas otras problemáticas son las que hacen una vida complicada a las personas que viven allí.
Hay muchos factores que hablan de un sitio olvidado que trae miseria, escasez y prejuicios. “Es injusto que con las cosas que pasan no se haga nada. Es indignante que no se pueda llevar a los niños a la escuela cada vez que llueve”, dijo Nancy Nuñez, vecina del lugar.
Las condiciones de vida en ese pedacito de ciudad son insalubres; el servicio de recolección de residuos tampoco llega allí, lo que implica el crecimiento de contaminación y concentración de animales e insectos peligrosos como alacranes, ratas y víboras. Las personas se exponen a estos riesgos cada vez que se acercan al río a lavar la ropa y cada vez que caminan hacia la escuela, ya que quienes no tienen movilidad propia se ven obligados a cruzar grandes tramos a pie. Además, los pedidos de contenedores de basura nunca fueron escuchados, por lo que la quema de pastizales y residuos suman mayores riesgos para las personas.
Los vecinos hablan de reclamos y la otra cara dice que no es jurisdicción de Río Cuarto, y aparentemente, esa es la respuesta a la falta de soluciones. Es un barrio totalmente excluido, un sector en discusión en el que se justifica la falta de atención por “no ser jurisdicción de la ciudad”, pero si fuera así: ¿cómo es posible que los habitantes de Islas Malvinas voten en cada elección municipal? Asimismo, EMOS había anunciado las obras, y por consiguiente se comenzó en 2013 el trabajo de red de agua, que finalmente no se terminó, dejando a la mayoría de los ciudadanos sin suministro de un recurso esencial como el agua.
Los habitantes, cansados de los reclamos, levantan la voz una vez más y piden a gritos respuestas y soluciones. “Necesitamos más control, que no se olviden de nosotros”, expresaron los vecinos del barrio.
