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Un abrigo solidario

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Se trata de una campaña solidaria que organizó Ramón Contreras, un vecino de barrio Alberdi, y tuvo muy buena respuesta de la gente. Recolectaron frazadas, camperas y alimentos para quienes más lo necesitan. 

A veces, el impulso por ayudar a los demás viene de los que menos tienen.  Es el caso de Ramón Contreras, un vecino que suele hacer cruzadas solidarias y que ayer realizó, junto a su familia, una campaña para darles una mano a los que pasan frío. La gente lo entendió de esa manera y respondió llevando una gran cantidad de ropa, frazadas y alimentos para los que más los necesitan.

La campaña «Juntos Podemos Abrigar», que se había difundido principalmente a través de las redes sociales, resultó ayer todo un éxito en la plaza Avellaneda de barrio Alberdi. Hasta allí se llegaron cientos de personas con algo para colaborar.

El impulsor de la cruzada solidaria se llama Ramón Contreras, es un vecino de barrio Alberdi y es tan humilde como aquellos a quienes busca ayudar. Es padre de cuatro hijos y se destaca por su actitud compasiva con los demás.

En diciembre del año pasado, por fuera de su trabajo habitual, cortó el césped en casas de familia y podó árboles para comprarles juguetes a los niños que de otra forma no hubieran tenido un regalo en Navidad. Habitualmente organiza además actividades para costear fiestas de cumpleaños, o ayudas para personas que atraviesan un mal momento.

Ayer fue el turno de la ayuda contra el frío. En la plaza Avellaneda, en barrio Alberdi, Ramón y su familia hicieron una colecta de cobijas, de camperas de abrigo, de ropa y alimentos para la gente que más lo necesita.

“Tratamos de que a nadie le falte nada, sobre todo a la gente más humilde. Esto surgió porque veía que mucha gente pasa frío, hay muchas necesidades y muchas personas que necesitan ayuda. Porque a veces es fácil prometer ayuda, pero después no siempre se cumplen”, apunta Ramón Contreras.

“Nosotros vamos a tratar de cumplirle a la gente, aunque más no sea que les entreguemos un bolsón con mercadería, un abrigo o lo que les haga falta”, agregó.

Por lo pronto, el ejemplo de Ramón logró que un centenar de personas llevaran ropa de abrigo a la plaza del barrio, al punto de que, al pie del escenario, había una pila de bolsas de consorcio. Tantas como para obligar a realizar tres o cuatro viajes en camioneta para trasladarlas.

“Tenemos un garage en casa de mi hermana donde vamos  guardar todo lo que juntemos, y a partir de allí nos vamos a poner a trabajar, separando toda la ropa para niños, niñas, ancianos, y por otro lado la mercadería y las frazadas”, comentó Ramón.

Después, todos los elementos de abrigo y la mercadería se van a repartir entre las personas que tienen necesidades más acuciantes.

“En todos lados”

Ramón explica que lo que lo mueve para desarrollar acciones solidarias es la situación de necesidad que advierte en la calle, en todos los sectores de la ciudad.

“Esta mañana pasaba por El Andino, y vi un señor que dormía en un colchón tirado en el piso, y eso me partió el alma. Me tuve que venir hasta acá y después volví para llevarle una frazada y un buzo. En todos lados se ven cosas así, con personas que duermen en las plazas, en los bancos. Lo importante  de todo esto es que nadie pase frío”.

Por suerte la gente tuvo una buena respuesta.

La gente respondió muy bien. Por eso amo Río Cuarto, por la gente que tiene. La verdad es que no tengo palabras para describirlo. Nos han traído de todo, hasta un paquete de arroz, que le va a permitir comer a una persona.

¿Siempre realiza este tipo de actividades?

El año pasado corté pasto y podé árboles para poder comprarles regalos a los chicos en Navidad. Ahora, cada dos meses hago lo mismo, y también ahorro de mi sueldo para poder comprarles a los chicos que cumplen años un par de zapatillas, una torta, porque muchas veces los padres no pueden. Hace poco, a una chica le cumplimos su sueño de los 15 años, y así van surgiendo muchas cosas lindas. Ya no me quedan palabras para agradecerle a la gente. Estoy muy emocionado. Hay muchas personas que me ayudan, que vienen y me dan una mano.

Fuente: Diario Puntal

 

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